sábado, 9 de abril de 2011

Mala fe



Viajé por los campos sembrados de tumbas y de cruces, de dolor y de lágrimas. Los árboles crecían regados en sangre. Vi al diablo sentado en una rama. “Hoy es un buen día para morir” – me dijo, señalando una fosa. “Elige una y será tuya”. Escribía con sangre mi nombre en las puertas del infierno. Le miré a los ojos y le hice la señal de Satanás. Empujé un par de veces mas, fuerte, muy fuerte y desapareció. Llegué. Llegué y vi a Dios bajar de la cruz. “Quiero ver lagrimas en tus ojos”, dijo. El ángel exterminador del paraíso se posó a su derecha. En su cara vi el placer. El olor a sangre lo atrajo y empujado por ese olor lo partió a la mitad. Las puertas se abrieron. El cielo ardía y sangraba y en la ciudad eterna mil hombres morían. Vi a Lucifer contento. Se reía y me miraba. Estaba de pie llamándome. “Dios ha muerto. Únete a mi y seré invencible”. La sangre caía del cielo y los mártires lloraban. La traición estaba consumada y los ángeles morían despedazados por millones de demonios que salían de los infiernos. Los hombres sagrados no lo eran tanto al fin al cabo. Inútil espera en el paraíso de los mártires. Su santidad malgastada por los siglos de los siglos…..

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