viernes, 13 de abril de 2012

La fosa común de mi memoria.




Cada dia que pasa me arrepiento del anterior. 
Echo la vista atrás y solo veo dolor. 
Soy dueño de mis pecados y heredero de un recuerdo sembrado de memorias de cientos de amigos traicionados que ahora yacen enterrados en una fosa común en la cuneta de mi memoria.

Esta noche vi la luna. 
No era llena, ni creciente, ni siquiera menguante. 
Era una luna mediocre. 

Como tu. 
Como el recuerdo que me trajo de ti. 

Te busqué por mis adentros y no eras mas que un cadaver. 
Metí tus despojos en un saco y los arrojé, lejos, fuera. 
Adonde no pueda volver a encontrarlos ni recordarlos 
Una más en en la fosa. 
Un nuevo fantasma en mi memoria. 
Un nuevo dolor.

Cuantos más habré de sufrir todavía ??
Esta noche tuve un sueño, 
soñe que te morías, 
y yo tan contento. 
Ya vés.

No te extrañe verme así, como un gato panza arriba si me tiendo  sumiso a tus pies y me pisas. 

Tu nombre no es más que una palabra rebotando en mi memoria, recordando no pronunciarla.
Para no herir. 
Nada más que eso significa.
Ni una cara.
Ni un recuerdo. 
Ni tu. 
Solo una palabra.

Aprendí a llorar en silencio,
sin gemidos, 
sin lamentos,
sin entrecortar las respiración, 
sin sollozos ni ruidos, 
solo para que tu, a mi lado, no percibieras mi dolor, mi sufrimiento, 
solo para que tu indiferencia y egoismo no hicieran una vez más que me sintiera culpable por llorar a pesar de ser por causa tuya.

Si pudiese mil veces pedirte perdón, 
tantas como noches soñe que lo hacía...
Si pudiese mil veces pedirte perdon, 
y una sola de ellas por lo menos quisieras oirme.
Si pudiese mil veces pedirte perdon,
tantas como heridas te causé.
Si pudiese mil veces calmar tu dolor, 
aunque con ello debiese morir.
Si pudiese mil veces morir, 
todas ellas a tus pies, 
no dudes que lo haría.

Maldigo mi asqueroso corazón, 
pues cada latido es un recuerdo del daño que te hice.
-"Para, para, detente maldito" ruego e imploro una y otra vez.
Pero no, no se detiene. 
Me torutra en mi dolor recordandome, 
a cada segundo, 
con cada latido,
golpe a golpe, 
que sigo vivo, 
que sigo sufriendo.
Que sigo siendo merecedor del castigo que me inflinges. 
solo para que en tu orgullo y tu soberbia sigas pensando que el culpable fui yo.